Muchas veces Nuestra Señora solicitó a los creyentes que fueran Misioneros. Varias veces pidió que levantaran las manos los que se comprometían a cumplir este pedido en señal de aceptación. “Salid por todo el mundo a misionar” pidió el 27 de Enero de 1985.
Ella explicó que para misionar lo más importante era orar, hacer sacrificios. Y luego el que se sintiera llamado para salir fuera, lo hiciera. Pero el primer deber nuestro es misionar en nuestra casa y las personas que están alrededor. Para empezar a misionar pidió que se formaran grupos de oración, donde se unieran a rezar y meditar sus mensajes. A raíz de las Apariciones se formaron numerosos grupos, cada uno con nombre tomado de las Letanías, a pedido de la misma Santísima Virgen. A pesar de los veinticinco años transcurridos, hay aún muchos que se siguen reuniendo (incluso en el extranjero) para orar, meditar los mensajes y procurar cumplirlos.
Hay regiones, como Copiapó, la Serena, Talca, Curicó, etc. que se distinguen por su fidelidad. No faltan tampoco los pequeños Santuarios de la Dama Blanca que se han levantado en diversos lugares. Así tenemos por ejemplo en Curacautín un Santuario en la cima del Cerro llamado anteriormente la Isla y que hoy llaman “Cerro de la Virgen”. En él se levanta una hermosa imagen de la Dama Blanca de la Paz, dentro de una Ermita.
Tampoco podemos dejar de recordar la audición“Peñablanca visto con fe”, que por años ha transmitido a través de una radio de la Sexta Región los acontecimientos más importantes de esta Aparición.
Podríamos también recordar a muchas personas que ya han partido, pero que dedicaron gran parte de su vida a difundirlas. Ya deben estar recibiendo su premio en el Paraíso Celestial.