Oh Divino Querer, sabiduría de Dios encarnada en Jesucristo nuestro salvador palabra eterna y santa, ilumina mi pobre inteligencia para comprender tus designios.
Haznos dóciles instrumentos de vuestras enseñanzas para iluminar con vuestra gracia los corazones dormidos de esta tu humanidad perdida y errante.
Que no temamos enfrentar los ataques de nuestros enemigos, el mundo , el demonio y la carne y que con la valentía que nos da tu gracia venzamos en todas las batallas para tu mayor y eterna gloria en el paraíso.
Danos la humildad para no caer en el error y la perseverancia de los santos para encontrarnos cara a cara contigo al final del camino.
Envíanos al Espíritu Santo para que nos consuele con la luz bendita para no desalentarnos.
Danos la paciencia que viene del cielo para soportar a los soberbios de nuestros tiempos. La pureza de alma y cuerpo que tanto agrada a vuestros ojos.
Envíanos al Ángel de la Concordia para que aprendamos a vivir unidos como hermanos. Que podamos enseñar a nuestro prójimo los mensajes de salvación que nos envías por medio de tu Santa Madre la Santísima y pura Virgen María.
Que no descansemos en proclamar sus mensajes por el mundo, pero por sobre todo que cada uno de nosotros nos impregnemos con estas enseñanzas dadas por tu Madre en el cerro bendito Montecarmelo.
Ayúdanos a ser dóciles para obedecer a sus mandatos, que no tengamos miedo de proclamar la verdad de Peñablanca a todos nuestros hermanos, para poder oh Divino Querer ser gratos a vuestra majestad y alegrar el Corazón Inmaculado de vuestra Santa Madre, clavado de espinas por la incredulidad de los hombres. Amen